Por la mañana al salir de casa tropecé con un boliviano que venía en bicicleta. Pedí disculpas, él me insultó. Iba a ayudarlo con sus sobres pero seguía maldiciéndome. Me enojé y le di una patada en la espalda. Se levantó y me pegó una piña en la oreja derecha. Con ambas manos, me agarre con fuerza de las raíces de su pelo espeso, quería arrancarle el cuero cabelludo. Lo tiré al piso e intenté golpearle la cabeza contra el cordón de la vereda. En ese momento me agarraron de los brazos, eran Huguito y un policía.
No creo que fuese un Boliviano, porque ellos son nobles.
ResponderEliminarme parece que el que no estuvo muy noble en esta fue el protagonista
ResponderEliminarMás allá de la condenable xenofobia de este hombre temeroso, me llama la atención su método de combate: "Me enojé y le di una patada en la espalda". Fantástico.
ResponderEliminarHace click y ataca sin importar si su oponente está de frente o de espaldas. Se ciega y es capaz de reducir a alguien sin importar lo que el otro haga.
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