La vieja de arriba movía los muebles. Sonaban como silloncitos. Caminaba con tacos. Parecía apurada. Estuve cuatro días sin salir de casa. Me dieron ganas de quedarme. El nudista de en frente estaba peor que nunca. Su familia se fue de vacaciones. Lo veía pasearse desnudo por los ambientes de su casa. Esperaba que apareciera la de abajo. Parecía aburrido. Se acercaba a su ventana buscando miradas nuevas. Buscaba un reemplazo de la judía ausente (Huguito me había contado que ella se había ido de viaje).
Sentí ganas de dar una vuelta a la manzana. Ya no quedaba yogurt en la heladera. Huguito se alegró de verme. Me preguntó cómo me había ido en el médico. Di una sola vuelta. Compré yogurt. Pasé por la puerta del vecino exhibicionista. Anote el número de su casa.
Comencé por Carlos Aab de la calle Larrea. Cuatro horas después las letras pequeñas de la guía telefónica se hicieron ilegibles. Espero que no sea un Zabaleta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario