Pensando en Mariano Melgar noté que la dualidad me era insoportable. Mi madre decía que mis zapatos eran los mejores. Para mis compañeros de la primaria eran motivo de risa. No podía entender cómo mi calzado era una cosa en mi casa y otra distinta en el aula. Mi madre me decía que eran unos envidiosos.
Huguito me dice que cada uno tiene su visión particular sobre un asunto pero por sobre todas está la verdad que sólo Dios conoce. Nunca hubiese pensado que Huguito era religioso. No creo que sea así, me cuesta creer que Dios tenga una opinión formada sobre mis zapatos de la primaria.
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