Conversábamos con Huguito acerca de un imbécil que le hizo la suplencia el mes pasado y le fue con cuentos al jefe (el consorcio contrata una empresa que emplea a Huguito). Según parece las anotaciones de Huguito contienen incoherencias: de acuerdo al libro, hay gente que entró en abril y nunca salió del edificio. Huguito argumenta que a veces debe atender a pedidos de los vecinos en la cochera o en las bauleras, y esa es la razón por la que eventualmente se ausenta de la puerta y descuida sus anotaciones.
El jefe lo insta a no abandonar su escritorio. Huguito dice que él trabaja aquí hace tantos años porque la gente lo quiere, y eso es porque realiza tareas que no le corresponden. Es cierto, la gente del edificio no acepta a otro que no sea él.
Huguito estaba furioso. Me confesó que tenía ganas de ir a buscarlo. Yo le dije que a mí siempre me había parecido que ese tipo era un imbécil, un pusilánime sin valor ni espíritu. Huguito asintió.
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